08 Ene 2017 Ser un experto en idiomas: trucos prácticos
Ser un experto en algo conlleva su esfuerzo, pero también compensa. Supongo que ya lo sabes: llegar a ser bueno en algo no es fácil. Un señor, Bobby Knight, dijo una vez “Everybody has the will to win; few people have the will to prepare to win.” –
Todo el mundo tiene la voluntad de ganar; Pocas personas tienen la voluntad de prepararse para ganar.
Además, otra de las razones por las que es difícil llegar a ser un experto, sea dominando un idioma, convertirse en un buen orador o estudiar para un examen se debe al hecho de que te han enseñado mal cómo hacerlo. La teoría, como a la mayoría nos han enseñado, es buena, pero sólo en teoría. Hablar un idioma, dar un buen discurso y realizar un examen, todo eso, es la práctica.
Vamos a ver unos cuantos pasos para llegar a ser expertos, sobre todo en el aprendizaje de idiomas, que es lo que aquí nos concierne.
#1 Predecir el tiempo de preparación
¿Cuánto tiempo tienes pensado prepararte?
Sí, hacer algo durante mucho tiempo es de ser decente y concienzudo, pero no se trata de eso. Entrar en un ritmo y olvidarse del propósito no hace que avances demasiado. No me malinterpretes, en nuestro Salón de Idiomas estamos contentos por tenerte y seguir con nosotros. Pero planteemos el asunto desde otra perspectiva.
COMPROMETERTE DE ANTEMANO a dedicarse a un idioma durante un cierto período, sea corto u largo, es otra cosa. Por eso cuando te apuntas a las clases particulares te pregunto si tienes un plazo (deadline) y es que tu productividad es mucho mayor y tu aprendizaje cobra mucha más calidad cuando planeas el tiempo que vayas a dedicarte a ello, aunque sean 2 años.
¿Sabías además que comprometerse a largo plazo resulta mucho más productivo que a corto plazo? Pero aquí entra la calidad en tu proceso: y es que con tan sólo 15 minutos al día se avanza a largo plazo mucho más que estar hora y media a tope en un plazo limitado y luego pasar de ello.
#2 Encuentra un guía
Luke tenía a Yoda. Daniel-San al Sr. Miyagi. ¿Tú?
Es importante tener a alguien quién te diga lo que estés haciendo mal, te haga repetir o te aconseje. En definitiva, para llegar a ser un experto en los idiomas, a menos que seas un buen organizador y una persona perseverante de la ostia (ojalá), es necesario tener a alguien que regule unas pautas en tu proceso de preparación. Alguien que te encamine y te motive.
Cada gimnasio tiene su entrenador, en el aula y fuera de ella, cada cerebro necesita un guía que le obligue a entrenar y le haga ver las cosas desde otra perspectiva, una imparcial porque si por nosotros fuera nos podríamos auto convencerse que en 3 meses seremos capaz de llegar a sacarnos el Advanced o a hablar con fluidez. El problema aparece cuando un día no te apetece ponerte a ello o te pones a trabajar sólo algunos aspectos de la lengua.
Para combatir la pereza fuera del aula, además de asegurarse que la clase sea efectiva de verdad, en el salón de idiomas intentamos motivar a nuestros alumnos mediante retos que llevar a cabo y atención personalizada ¡ya, me vendo un poco!
#3 Empieza con lo importante
Hay muchos componentes importantes en el proceso de aprendizaje de una lengua, sin embargo hay que analizar y preguntarse cuáles son los más útiles y prácticos a la hora de los resultados. Así que es mejor practicar lo que es importante, como por ejemplo la escucha activa y la expresión oral (así es como aprenden los niños a hablar).
Además, muchas veces lo que consideras que hay que mejorar no es lo que en verdad tiene que ser. De allí que una atención y un plan personalizado diseñado a tu medida sea una buena opción.
¿Cómo deberías practicar?
#4 Entrena
Tienes que entrenar como si fueras a luchar, es decir, duro. Los estudios demuestran que hacemos un examen mucho mejor si nos encontramos en el mismo estado mental (esa adrenalina del examen) cuando estudiamos. Si tienes que hacer una presentación importante en frente de un grupo, practica en frente de un grupo de verdad antes.
Si crees que con leer tus apuntes una y otra vez sientes que aprendes, la verdad no podría estar más lejos de la realidad.
Para llegar a hablar con fluidez, tienes que practicar la conversación y encontrarte en diferentes situaciones reales. Las clases de conversación, las quedadas o intercambios o tener diferentes profesores o compañeros, hacen que te enfrentes a situaciones similares a las reales. Es entonces cuando aprendes de verdad pues es una situación real.
#5 Desea la dificultad
Revisar tus apuntes es una de las formas más populares para aprender. ¿Sabes qué? También es una de las formas menos efectivas.
Los investigadores lo llaman “ilusión de la fluidez”. Sólo porque sea fácil de recordarlo ahora no significa que se quede así. La “desear la dificultad” significa que cuánto más duro trabajes para recordar algo, mejor y más aprendes.
El aprendizaje es mucho más profundo y duradero si conlleva esfuerzo. Aprender lo que sea fácil es como escribir en la arena, hoy está aquí, llega la marea en un rato y se quita. La verdad es que juzgamos de forma muy pobre y realista lo que estudiamos bien y lo que no.
Es por eso que en nuestras clases el proceso se puede hacer más duro, que haya repeticiones y tengamos que retarnos siempre. No vamos a aprender mucho de forma pasiva. Por ejemplo, los estudios demuestran que releer el material 4 veces no es ni de lejos tan productivo como leerlo una vez y hacer un resumen.
Ya se ha acabado hacerlo fácil para ti. Trabaja hasta el límite de tus habilidades.
#6 Recibe crítica
Hay que recibirla para saber hacerlo mejor. Olvídate de tu orgullo, no te va a llevar a ninguna parte. Es mucho más importante aceptar la crítica para mejorar tu desempeño en sea lo que sea que estés estudiando, como por ejemplo, en inglés.
Además es fundamental ser tu propio crítico. Así que reflexiona de vez en cuando en cómo lo estás haciendo. Pregúntate si lo que has hecho ha sido lo suficientemente bueno o demasiado fácil, si te ha hecho mejorar o no. Suena simple y fácil pero creo que reflexionar no lo hacemos mucho ya que gravitamos de forma natural hacia la comodidad en todo lo que hacemos en nuestros trabajos.<br>
Así que reflexiona y recibe críticas de tu guía y de ti mismo.
#7 Estudia menos. Examínate más.
Vas a 3 clases por semana pero hablas sólo 1 hora. Gasta sólo una cuarta parte de tu tiempo estudiando, el resto dedícate a “practicar” el idioma. Aparta la vista de tus apuntes, tus miles de clases y ponte a hacer lo que quieras mejorar, pero ponte a ello.Las clases son la mejor opción, pero también quedar con un colega extranjero, dar clases por teléfono o irte de viaje.
Nuestros cerebros evolucionan haciendo cosas, no escuchando teorías sobre ellas. Por ejemplo, si estás aprendiendo 10 phrasal verbs, pasa un 30 por ciento de tu tiempo leyéndolas o memorizándolas y un 70% utilizándolas en diferentes ámbitos: redacta un texto que las incluya, oblígate a usarlas en clases o fuera siempre que tengas la oportunidad.
Normalmente estudiamos para un examen. Tenemos que evaluarnos nosotros mismos mucho antes de la prueba. Porque evaluarse es en realidad una forma de estudiar. De hecho, evaluarse es una forma mucho mejor que estudiar.
No quiero que suene prepotente, pero si hay una frase que recuerdo de cuando estudiaba filosofía, es una de Aristóteles “saber el recordar”. ¿Hay acaso una forma mejor de recordar que poner a prueba tus conocimientos constantemente?
#8 Las siestas y el descanso son esteroides para tu cerebro.
Cuando no duermes lo suficiente, no estudias cómo debería. De hecho, por lo visto hay una relación entre tu productividad y la cantidad de sueño.
Las siestas o cualquier forma de desconectar mejor tu rendimiento mucho más. Tu cerebro, como todo, es un músculo, ya que de por sí nunca para de pensar, desconectar o centrar tu atención en otra cosa le da energía.
Hasta aquí los mejores trucos para aprender idiomas
Así que, ahora que sabes el camino ¿a qué esperas?
Te esperamos en tu salón de idiomas en Carabanchel para diseñar tu planning personal y empezar a disfrutar de verdad aprendiendo.
Cheers Champion! 😉
Rox
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